Ceferina y Ceferino, en realidad, no son lo que parecen. Además, no tienen nada en común y difícilmente se soportan. ¿Por qué, entonces, se ven obligados a compartir escenario noche tras noche?
Ceferina es una mujer práctica, materialista, de carácter fuerte e independiente que vive muy a gusto sola.
Ceferino es un sujeto de costumbres relajadas y vida licenciosa: algo así como un donjuán, muy seguro de sí mismo y obsesionado con sus conquistas amorosas.
Ambos, sin dejar de discutir y enfrentándose cómicamente, irán poco a poco desvelando la causa de su insólita situación, al tiempo que tratarán de entretener al público con curiosos recitados, historias variopintas… incluso magia y hasta alguna canción. Todo ello rescatado de la tradición oral, literaria y farandulera o de invención propia, y aderezado con los trajes, sombreros y cachivaches que van encontrando en un gran baúl. Los textos ajenos incluidos en esta comedia son (además de unas fábulas de Félix María de Samaniego y Pedro Calderón de la Barca) “El borracho y el eco” (Francisco Añón, 1815) y “El ciego” (De “Magia y dramagia”. Editorial Mystica 2003).
Se trata de un espectáculo muy lúdico, ágil y lleno de humor, que aborda, desde una perspectiva disparatada, las dificultades de la convivencia entre hombre y mujer, tanto en la relación estrictamente personal como en el trabajo. Cada cual, él, ella, con su forma de sentir, de pensar, de actuar. Enfrentados pero condenados a cooperar y seguir adelante. Condenados o quizá más bien salvados por ese esfuerzo adicional para entenderse y organizar el reparto de trabajo, a pesar de todas las dificultades, para sacar adelante una función teatral.
Es también un juego de teatro dentro del teatro, un guiño y homenaje a todas las faranduleras y faranduleros de todos los tiempos que, noche tras noche, despliegan su arte para entretener y divertir al público de cualquier edad.
El TEATRO como elemento transformador, escenario para la confrontación de pareceres y la superación de desigualdades.